domingo, 14 de agosto de 2011

"Si ascendemos, nos dejamos el pelo largo"

Pasá a la intimidad de los pelados del nuevo River. Cómo se conocieron, sus peleas por el mate y los sueños que comparten. Acá, con ustedes, Aguirre y Sánchez: un par de locos lindos.
Este dúo dinámico que nació en Godoy Cruz, contaron sus historias y coincidieron en un juramento. Pero a contramano de lo que suelen ser las promesas del fútbol, ellos dicen: "Si ascendemos, nos dejamos el pelo largo". Espontáneos, los dos se preparan para ser titulares en el River versión B Nacional. Y no se achican, van al frente en todas. Conocé a los pelados del Pelado. ¿Cómo fueron sus comienzos en el fútbol?
-S: Empecé de muy chico, mi padre me llevaba en bicicleta de pueblo en pueblo buscando un club. Llegábamos cansados, de hecho yo casi no podía correr. No fue fácil porque las distancias eran bastante largas. Vivíamos lejos de Montevideo y económicamente no nos sobraba nada. Somos nueve hermanos...
-A: Ah, bueeeeno.... ¿No había tele en tu casa? Mi viejo también me llevaba en bici al club, en una Aurorita íbamos los dos. Me crié en Bella Vista, Bahía Blanca, y no me olvido más del primer día. Tenía seis años y me recibió Pelo Hernández, el técnico: me mandó al arco. Después, gracias al sacrificio de mi familia, hice las Inferiores.
¿Cuándo fue el salto?
-S: Me vieron algunos técnicos y me llevaron a Liverpool. Ahí empecé mi carrera en Uruguay y la pude ayudar a mi vieja, hasta que mi representante me trajo a Godoy Cruz. Creo que me gané un lugarcito en el fútbol argentino, que es bastante difícil. Ahora estoy con muchas pilas para demostrar acá en River. Gracias a mi mamá pude triunfar en el fútbol: hoy no estaría jugando si no fuera por el sacrificio que hizo ella.
-A: Lo mío se dio de grande. De Bella Vista pasé a Villa Mitre, ahí estuve un año, y llegué a Godoy Cruz, donde me quedé tres años. Y la temporada pasada me tocó jugar en Olimpo.
¿Alguna vez pensaron en largar todo?
-S: Yo nunca, porque siempre supe que quería ser futbolista. Y encima con el estudio me iba menos diez. Sólo una vez, en el 2007, se me metió algo raro en la cabeza porque me rompí los cruzados y estuve dos años parados.
-A: Yo la luché mucho, en Bella Vista teníamos una sola pelota para entrenar. Me cuesta creer dónde estoy ahora, en un club inmenso como es River.
¿Por eso eligieron venir a pesar de jugar en la B Nacional?
-S: River no dejó de ser River por el descenso. Es el club más grande del país.
-A: Cierto. River es River, y no hay con qué darle.
Pero a vos, Martín, se te marcó como hincha de Boca. ¿Te molestó?
-A: No, porque hay mil casos como el mío. Si no conocí la Bombonera hasta que fui a jugar con Godoy Cruz... Yo soy hincha de Bella Vista, de mi barrio, hasta tengo tatuajes de mi equipo del corazón. Mi viejo es hincha de Boca, sí, pero mi vieja es de River. Me podrá ir bien o mal, pero voy a dejar todo para demostrar que defiendo la camiseta de River a muerte.
¿Qué compartieron en Godoy Cruz?
-S: Nada más pasamos seis meses juntos. El equipo recién había subido a Primera y terminamos terceros. Es un orgullo haber sido protagonistas de ese momento. Quedamos en la historia del club
-A: Sí, eso no lo vamos a olvidar en la vida.
¿Pelearon el puesto?
-S: Sí, pero fue una lucha muy sana. Siempre estábamos bromeando y alentándonos. Aunque a veces uno tiene buena onda, por dentro en realidad está esperando que el otro se caiga...
-A: Sí, decímelo a mí, que me sacaste el puesto y me la recontrabanqué...
¿Por qué otras cosas se suelen pelear?
-S: Me vuelve loco para que le cebe mate, me hace cebar siempre a mí y me exige que lleve el equipo a todos lados, que lo prepare y lo cebe. Ni siquiera se ofrece a ir a buscar agua caliente. En eso Martín es un plomo y ahora lo voy a tener que aguantar acá también. Ya le dije que si quiere mate, que lo haga él.
-A: Carlitos es un genio, muy buena persona, pero lo hago cebar mate porque le sale bien. Es uruguayo, un especialista. Además, yo era titular en Godoy Cruz, me agarró un dolor en el pubis y entró él en mi lugar. La rompió y no salió más. Y hasta le di consejos... Llegó con su bolsito, con una mano atrás y otra adelante, con humildad. Me cayó bien de entrada, pero lo banqué un montón desde afuera, así que lo mínimo que puede hacer es cebarme mate. Y amargo, por favor, je. Somos dos obreros del fútbol, nos rompemos el alma laburando, nadie nos regaló nada y acá estamos.

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