jueves, 4 de agosto de 2011

¡Feliz Domínguez!

El Chori generó que Almeyda cambiara el 4-4-2 para jugar con enganche: el 10 la rompió contra Defe como conductor.
Un jugador es diferente cuando es capaz de romper un sistema, cuando genera que un entrenador altere su dibujo. Eso es lo que logró Alejandro Domínguez con su jerarquía y visión de juego. Almeyda no tenía conductor e imaginaba un 4-4-2 dinámico, pero durante la pretemporada el Chori se fue haciendo eje del juego del equipo y obligó al Pelado a modificar su idea original. Y por lo que se vio en el amistoso ante Defensores de Belgrano, fue un acierto: con el ex Valencia de enganche, River tiene otro color, otro funcionamiento, otro punch en ataque. Es un equipo más feliz. ¡Feliz Domínguez! El Chori se convirtió en el líder futbolístico del operativo retorno. Es el que se acerca a los volantes para limpiar el juego que sale sucio de la zona media y aportar claridad descargando hacia los laterales (sobre todo por la derecha, con Sánchez), buscando asociarse con Cavenaghi o explotar las diagonales de Funes Mori. Además, Domínguez no se queda clavado en tres cuartos de cancha sino que también rompe líneas con su gambeta o se mete al área para definir. Por ejemplo, ayer primero empujó un centro de Funes Mori (1-0) y después se fabricó un mano a mano que le tapó Griffo y Ríos concretó en el rebote.
Con este nuevo rol del Chori, Almeyda gana potencia ofensiva. Porque suma arriba a Funes Mori, que exige tirándose a los costados, y a la vez genera que Cavenaghi no deba retrasarse tanto para crear juego y se mantenga expectante en el área. Esa libertad de Domínguez la permite el despliegue de Aguirre en la banda izquierda, porque el mordedor del pelado se cierra para colaborar con Gallucci, sin dudas el más flojo de la por ahora formación titular que ensaya el DT para el debut ante Chacarita.
El agujero negro del equipo está ahí: no hay 5. Gallucci tiene marca pero pierde muchas pelotas y se tira demasiado al piso (así, o queda fuera de la jugada o comete faltas, como las que le costaron la expulsión ayer). El otro punto flojo es la salida por la derecha, ya que Ferrero es una fiera para clausurar el lateral pero se nubla cuando debe atacar. Igual, Vella puede mejorar ese déficit. El resto de las piezas se van aceitando. Aguirre no es el volante izquierdo ideal, aunque allí se sumará Pereyra (en el Sub 20) y el pibe Ocampos es una variante furiosa, que arrasa por la banda: ayer metió el centro en la jugada que terminó en gol de Cavenaghi (2-0) y después clavó un golazo a lo Cristiano Ronaldo (su referente), ya que enganchó hacia adentro y le pegó con rosca al ángulo izquierdo de Griffo.
River se amigó con el gol (para Cavenaghi, definir parece un trámite), pero también encontró un conductor. Ahora va en busca de la felicidad.

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