domingo, 21 de agosto de 2011

Somos locales otra vez...

River lo hizo: de visitante, 10 mil hinchas llenaron la tribuna Norte del Malvinas. Hubo globos, camisetas y hasta algún trapo. Y no faltó ni la barra brava oficial.
'Y ya lo ve/ somos locales otra vez...'
El River de Matías Almeyda, definitivamente, fue local en Mendoza. Se dio el gusto de tener 10.000 hinchas haciéndole el aguante en su estreno de visitante en la revolucionada B Nacional. Y a pesar de que los fanáticos no desplegaron las banderas que se ven en el Monumental, hubo algún que otro trapo desparramado en medio de la muchedumbre, cotillón con globos blancos y rojos y camisetas con la banda mezcladas entre la multitud.
A la fiesta tampoco faltó la barra oficial: aunque llegó tarde (ocupó cuatro micros de los 22 que viajaron desde Buenos Aires) y se perdió los primeros dos goles del partido, igual se ocupó de anunciar su presencia con sus típicos cantos distintivos de tribuna. Los Borrachos del Tablón entraron (sin bombos) a la popular Norte a los 23 minutos del inicio. Hasta ese momento, el equipo había contado con un aliento tibio, casi familiar, de los primeros aficionados mendocinos que llegaron al Malvinas. Precisamente, la cabecera para los "neutrales" (según la definición del presidente de la Lepra, Daniel Vila, con la que maquilló el ingreso de los fanas de River) estuvo vacía en un 50% hasta pocos minutos antes del inicio del partido. ¿El motivo? La demora que generaron los cacheos minuciosos de la Policía, incluso por debajo de la ropa de abrigo de los espectadores. Al menos, semejante operativo de seguridad dio buenos resultados en los alrededores: no se registraron incidentes. Pero falló en la detección de distintivos de River: se coló de todo.
La victoria visitante tuvo su onda expansiva entre los hinchas, que vivieron a puro grito el segundo triunfo del equipo en su nueva travesía por el Ascenso. Incluso, fueron los "no seguidores de Independiente Rivadavia" los que aplaudieron a Maidana cuando se retiró, apoyaron a Cavenaghi ante su desilusión por no haber concretado el primer gol desde el regreso y saludaron al Chori cuando fue reemplazado. "No me importa en que cancha juguemos", tronó la tribuna visitante-neutral.
Al final, miles de hinchas cantaron, saltaron, gozaron, se pellizcaron, se abrazaron y sentaron un precedente que puede forzar el mayor cambio en el torneo. Porque bien lejos de Núñez, en donde tiene el Monumental suspendido, River fue local otra vez...

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