Ortega jugó durante diez años en la Primera de River, dividido en tres etapas, y logró siete vueltas olímpicas. Con su talento genial selló un amor con el hincha que no se rompió a pesar de sus últimas reiteradas faltas a las prácticas.
En 10 años, Ariel Ortega las vivió todas con River. Buenas, malas, grandes conquistas y grandes decepciones. Pero el ciclo del Burrito llegó a su fin, determinando el cierre de una vida en el club, que estuvo marcada por la conquista de seis campeonatos locales (cuatro Aperturas y dos Clausuras) y de la Libertadores de 1996.
El delantero tuvo tres etapas en River. Su primer partido fue el 14 de diciembre de 1991 enfrentando a Platense, de la mano de Daniel Passarella, el actual presidente. El cinco de julio de 1993, el Burrito convirtió su primer gol con la camiseta de River, en el 3-1 ante Quilmes. Un año más tarde, Ariel la rompió en el clásico contra Boca y, convirtiendo un tanto para el 2-0 del Millonario, se terminó de convertir en ídolo de la tribuna.
En 1996, con su gran actuación en la conquista de la Copa Libertadores, le llegó la chance de dejar la Banda y emigrar a Europa. Valencia, Sampdoria y Parma fueron sus clubes en el viejo continente, hasta que decidió regresar a River. Estuvo dos años jugando en un altísimo nivel y, como frutillita del postre, le agregó la conquista del Clausura 2002. Ahí, decidió marcharse al Fenerbahce de Turquía, donde tuvo una experiencia traumática.
Tras dejar el club turco antes de terminar su contrato, Ortega fue suspendido por la FIFA, lo que le valió la inhabilitación para jugar. El Newell's de Américo Gallego puso los ojos en su retorno a las canchas, y de la mano del Tolo consiguió el Apertura 2004. En 2006, el jujeño decide volver a River por tercera vez.
Los bajones anímicos del Burrito y sus problemas personales terminaron marginándolo del club de sus amores; tuvo que marcharse a Independiente de Mendoza, para jugar en la B Nacional. Sin terminar la temporada, regresó a River. En el último tiempo, Angel Cappa intentó sostenerlo en la titularidad a pesar de los flojos rendimientos, pero la llegada de JJ López cambió las cosas.
Con el Negro como entrenador, Ortega salió desde el arranque en los primeros cuatro partidos, pero tras un faltazo a un entrenamiento, no fue ni al banco en los últimos dos. Ahora, con su ausencia en el comienzo de la pretemporada, el técnico decidió ponerle punto final a la situación y así cerrar otro ciclo de uno de los granes ídolos que tiene River.
jueves, 6 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario