sábado, 13 de noviembre de 2010

"Hoy mi corazón está puesto como jugador"

Almeyda quiere pensar en el superclásico y no en ser técnico ya, aunque aceptó que a futuro pretende dirigir a River.
¿Y cuándo te gustaría dirigir a River? -En enero, je. No, no. Angel tiene que estar cinco años. O no, pará, mejor que sean tres y después vengo yo, je.
Es tan perecedero el tiempo en el fútbol que lo que Almeyda dijo hace un par de meses y hoy ya se encuentra vencido. Pero no porque sus sueños se pudrieron sino porque Cappa ya no está, Jota Jota ya asumió un interinato y Matías Jesús ya pasó a ser uno de los candidatos para la sucesión. "En realidad estoy disfrutando de la posibilidad de jugar el superclásico. Cuando me lesioné lo veía como algo muy lejano, acaso imposible. Pero a su vez sé que después de mi retiro sueño con ser entrenador de River como lo fue nuestro presidente Passarella, Astrada, Ramón Díaz y Gallego. Respeto al actual cuerpo técnico y hoy mi corazón y mi mente están puestos como jugador. Esto se tiene que dar en forma natural. Y si algún día River necesita que esté en ese lugar, seré el más contento", monologó con las dudas de quien debe decidirse entre el amor de su vida y la chica de sus fantasías. O sea, con el corazón partido porque sabe que para los dirigentes es una opción para el 2011 e inclusive para ser bombero si López no arranca bien.
En el cuerpo de Almeyda caben todas las sensaciones posibles. A días de cumplir los 37 años, tenía proyectado jugar hasta que no le den las piernas. Pero a horas del clásico de los clásicos, se le presentan nuevos desafíos. ¿Cómo no marearse? Escuchando al cinco de River: "Hoy lo principal es el partido del martes. Personalmente es especial. El hincha sufre y paga por alentarnos. Y a la vez uno es hincha".
Almeyda se prepara para jugar su sexto superclásico como si fuera aquel primero que disputó en el Apertura 94. Existen ciertamente menudas diferencias. Si aquel 3-0 terminó en media vuelta en La Boca, el actual choque comienza con otras incertidumbres. River necesita el regreso del Pelado (se lesionó el 26 de septiembre) a fin de cambiar la atmósfera negativa en la que el equipo se hundió en las últimas fechas. "Venimos en una lucha por el promedio y ganándole a Boca no salvamos el año. Sí somos conscientes de que le daríamos una alegría a la gente y que tenemos una deuda, pero sólo salvaríamos una semana".
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