
"Ni pienso en cuándo llegaré a Primera. Cuando me toque, me voy a matar para demostrar y hacer goles", completó Andrada, quien tiene como ídolo y modelo a Cavenaghi.
El atacante, de 17 años, venía de una rotura de menisco externo que lo dejó afuera del Mundial Sub-17, luego de ser uno de los jugadores claves para lograr la clasificación. La recuperación, claro está, fue excelente y hoy puede destacar semejante honor, tras su anotación ante Independiente (ante Chacarita había igualado a Sand).
Los 139 gritos que lo metieron en la historia se dividen en: 87 tantos en Infantiles, 16 en la Novena, 16 en la Octava, 13 en la Séptima y, hasta la fecha, 7 goles.
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