Hábil, movedizo, con ese quiebre de cintura tan característico que lleva su marca. El Burrito fue uno de los puntos altos del equipo de Cappa y levantó a todos los hinchas con esos arranques, frenadas y amagues.
A lo largo de los 90 minutos era un clásico ver que la pelota pasara por sus pies en campo rival. Así llegaron varias jugadas de peligro y el empate de Paulo Ferrari, quien le puso el moño con una buena definición de zurda luego de un pase milimétrico del Burro.
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