jueves, 23 de septiembre de 2010

"Me encantó usar la Banda"

Carrizo a fondo: el título, el promedio, la Selección, su estilo, Maradona y un sentimiento: "Me encantó usar la Banda y lo voy a hacer de nuevo".

¿Por qué te pusiste la camiseta oficial para atajar?

-Surgió porque yo tenía la intención de ponerme la Banda por primera vez, porque al ser arquero uno siempre usa buzos de distintos colores, que no tienen nada que ver con el club, sólo te identifica un escudo. Entonces quería experimentar vestirme con la Banda. Y se me dio la chance contra Arsenal porque el equipo usó la alternativa, la negra.

¿Nunca te habías puesto la camiseta de River?

-No, no. Como te decía, un arquero tiene pocas posibilidades de ponerse la camiseta. Me pareció un momento lindo, lo comenté, me aceptaron la idea y me dijeron que estaba buena. Me puse muy contento de poder hacerlo. Y lo volvería a hacer porque me gusta cómo me queda la vestimenta y usar la Banda. A mí me gusta romper los moldes, siempre explorar y hacer cosas nuevas.

¿Te miraste en el espejo del vestuario para ver cómo te quedaba?

-Sí, je. Antes de entrar a la cancha siempre me lavo la cara, me acomodo un poco la ropa... Yo ya sabía cómo me iba a quedar, pero para la gente fue la primera vez. A muchos les habrá gustado y a otros no, pero eso es a criterio de cada uno. A mí me encantó. Y lo voy a hacer cada vez que pueda, me siento más parte de la institución con la camiseta.

¿Te la guardaste?

-Sí, sí. Encima me la pide todo el mundo, me han llegado mensajes diciendo "la quiero". De mi familia, amigos, todos... Pero no, es imposible que la regale, es un recuerdo mío. Cuando me toque vestirla de nuevo y me den la posibilidad de llevármela, ahí sí que se la regalaré a alguien, pero la que usé contra Arsenal no se negocia.

¿En qué se diferencia de un buzo de arquero?

-Sinceramente no te cambia en nada. Yo empecé jugando en River con un buzo con coderas y mangas largas, pero después uno se quiere sentir lo más cómodo posible y aparte le dan la chance de elegir la ropa. También uno quiere dar una buena imagen, y la remera queda linda.

¿De chico tuviste camisetas de River?

-No. Mi viejo, gracias a Dios, podía comprarme los botines y los guantes, pero nada más. Después para ir a entrenar usaba cualquier remera, la que tenía.

¿Nunca la de River?

-Mi viejo fue siempre de Independiente y yo cuando era chico simpaticé con Independiente porque uno sigue la imagen del padre... Y una vez él me regaló la camiseta de Independiente, eso sí. Pero la de River nunca. Después tuve la suerte de venir a River, conocer lo que es esta institución por dentro, de criarme acá y hoy tengo un cariño con River que no lo comparo con nada.

¿Tuviste que alejarte de River para darte cuenta de tu gran amor por el club?

-Mirá, creo que si yo me hubiera quedado en River sin experimentar la posibilidad de jugar en otro lado... A veces uno no se da cuenta del lugar que está hasta que se va. Yo tuve la suerte de que un club viniera y me eligiera (la Lazio) y así pude experimentar estar del otro lado, verlo de afuera y darme cuenta realmente de muchas cosas. El cariño que te demuestran acá, cómo te hacen sentir, la utilidad que te dan... Me siento muy cómodo. Hoy disfruto mucho de estar en River. Afuera sos un jugador más, no sos nadie. Es importante sentirse contenido, querido y respetado. Yo acá percibo eso en todo momento y me hace sentir muy bien. Eso permitió que mi sentimiento por el club haya ido creciendo. Los años también te van ayudando a crecer y comprendí que River es el club que me da la posibilidad de estar tranquilo, de ser yo mismo. Y eso no tiene precio.

¿Todo esto se traslada en la confianza y la seguridad que tenés en el arco de River?

-Considero que un jugador debe tener seguridad en sí mismo, y ésa es una de mis mayores virtudes: yo siempre confié en mí. Después pueden no gustar muchas cosas mías, lo técnico, mi estilo... Pero en confianza yo nunca dudé de lo que soy como profesional. Y entonces traslado eso al campo de juego. Disfruto y trato de transmitirle mi confianza a la defensa, en una pelota que me dan hacia atrás o en una salida del fondo. Si en una jugada que requiere de mucha tranquilidad yo respondo efectivamente, genero que mis compañeros confíen en mí y que por ejemplo Ariel (Ortega) diga que parece que River tiene dos arqueros.

¿Qué te generan elogios como el de Ortega?

-Son importantes, obvio, pero también uno debe tomarlos con pinzas porque está claro que yo trabajo para responder cuando me toca. En River pasa que te llegan muy poco, una o dos veces por partido, como pasó en Rosario: no me siento culpable de ese gol, pero te das cuenta de que a River le llegan una vez y la tenés que sacar. Yo debo estar preparado para eso, como pasó contra Arsenal en la jugada de Leguizamón. Esa vez pude intervenir, mantuvimos el cero y después River pudo ganar. Obviamente, que un compañero como Ortega diga eso quiere decir que le brindo confianza. Pero uno tiene que trabajar para mantener esa imagen y nunca conformarse.

¿Seguís pensando que no sos un arquero ganador de partidos?

-Yo te pongo el ejemplo opuesto a lo que pasó contra Arsenal. Cuando estaba en Europa, atajaba buenas pelotas, a veces hasta yo mismo me soprendía por la atajada. Pero el equipo terminaba perdiendo y entonces mi labor no se destacaba, mis atajadas prácticamente no habían servido, por decirlo de alguna manera. Por eso, el rol del arquero tiene que ser siempre acompañado por el conjunto. Si no pasa eso, es imposible que tu virtud se destaque. En River, si un arquero anda bien y el equipo gana el partido, tu figura se agranda y eso hace que después te marquen como un ganapartidos. Si me quieren decir que soy un ganapartidos o que la saqué de suerte, no me importa, que lo llamen como quieran. Yo sé que a mis compañeros les sirvo en esas situaciones y para eso trabajo.

¿Qué es lo más sorprendente que te pasó con un hincha de River?

-Uy, mirá, te cuento lo más reciente. Después del partido con Newell’s me quedé en mi pueblo (Villa Constitución) y el lunes a la tarde fui a visitar a un amigo a una ciudad vecina, que queda a 15 kilómetros. En un semáforo me crucé a dos chicos en una moto y uno iba con la camiseta de River. Se pararon al lado y me saludaron. Al rato yo estaba en la casa de mi amigo, preparando un asado, salí a la calle y lo vi a este chico. Me estaba buscando, se me puso adelante... En esas situaciones uno ve que hay personas que se emocionan, que no te pueden decir una palabra. Creo que a veces ni nos damos cuenta de lo que podemos generar, pero es loco que te pasen esas cosas.

¿Pero ya es algo habitual para vos?

-Y, no... No me acostumbro a que una persona me siga y me demuestre su cariño, lo que represento para ellos. Eso es muy halagador, te aseguro que te motiva mucho y te dan ganas de darle una alegría a esa gente, porque esas personas son las que vienen a la cancha, las que pagan una entrada para vernos, las que nos apoyan y confían en nosotros.

¿Qué encabeza la lista de prioridades de River? ¿Jugar bien o ganar?

-Está claro que los partidos se ganan convirtiendo goles y manteniendo tu arco en cero. Pero para lograr esas dos cosas debés tener un funcionamiento, una identidad de juego. Por momentos te puede salir y en otros tendrás que poner más ganas y actitud que juego. Pero es importante sumar de a tres. Yo digo que un equipo no debe identificarse por una sola virtud: tiene que ser agresivo, aguerrido cuando es necesario y también lírico: lo más completo posible.

¿Este River está muy lejos de ser un equipo completo?

-Durante el torneo trataremos de mostrar lo que mejor se pueda como equipo, pero lo que buscamos es ganar. Si se consigue jugando bien, bienvenido sea. Si no, tendrá que ser luchando, con carácter. Y habrá momentos en los que nos toque perder, como nos pasó contra Newells, aunque yo me quedo tranquilo porque erramos cinco goles abajo del arco. Hay días que estás afortunado, otros días que no, y el rival te llega una vez y te gana. Lo bueno es que River siempre propuso jugar y ésa es la identidad que debemos tener.

Ortega dice que él sólo mira la tabla del campeonato. ¿Vos tampoco mirás los promedios?

-Uno siempre está al día de todo. Entiendo la situación en la que estamos, que perdemos un partido y entramos en Promoción o en descenso directo, que ganamos y quedamos primeros y salimos de la zona... O sea, miramos las dos tablas por igual, pero está claro que lo mas importante es trabajar domingo a domingo. Nosotros debemos mentalizarnos en lo nuestro, y no ver qué hicieron los demás, si nos ayudan los otros resultados o no. Tenemos que salir a jugar porque si lo hacemos lo mejor posible todo va a depender de nosotros nada más. Sinceramente confío en que vamos a tener un buen año, esto recién empieza, van apenas siete fechas y quedan muchísimos puntos en juego. Está todo tan abierto que no se puede prever nada.

¿Los nueve puntos que sumaron en el inicio del torneo fueron un alivio?

-Y, sí. Creo que si era al revés, que empezábamos perdiendo tres partidos seguidos, el clima hubiera sido diferente: se hubiese generado nerviosismo hasta en los jugadores. Eso se transmite al campo y en esos casos por querer hacer lo mejor a veces uno se apresura y no toma las decisiones correctas. El hecho de haber empezado bien te da tranquilidad, confianza, la posibilidad de mirarte con tus compañeros y decir: "Estamos bien, tenemos cosas buenas".

¿Por qué usás tanto los puños?

-Es cierto, ja. Te darás cuenta de que hay muchas situaciones en las que veo que el área está muy poblada, y no intento cerrar la jugada porque a veces el exceso de confianza te hace dar un rebote que te termina costando un gol. Con un puño bien dirigido la defensa se arma nuevamente y el equipo sale. Uno trata de arriesgar lo menos posible y cuando arriesga es porque ve que la jugada es potable para eso. Si no hay que hacer lo más seguro...

¿Por eso ya no hacés más la pisadita?

-No, no pasa por ahí. Siempre lo dije: yo no provoco la jugada, se me da, se me muestra. Por eso nunca me la van a quitar. Hay gente que lo entiende y otra que no. Sé que como hincha te agarra miedo porque a mí me pasó cuando vine a ver a la Argentina contra España: te agarra temor cuando te atacan, y es lógico porque no tenés el control del partido. Pero los que jugamos estamos preparados para esas situaciones y tenemos una tranquilidad que el hincha no tiene. Por ejemplo, contra Arsenal, vi que Obolo venía, en principio a toda velocidad, pero después noté que se frenó, cortó la carrera tal vez porque sabía lo que yo podía hacer, y entonces la saqué de una. Yo veo, juego con eso. Hay que tener picardía como en todas las situaciones del juego.

¿Ya tenés en tu cabeza el superclásico?

-Sí, apenas se hace el fixture pregunto cuándo nos toca con Boca. Es lógico. Lo más lindo para un jugador es estar en esos partidos. Ahí te identificás con el hincha y el hincha se identifica con vos como nunca, son momentos que te marcan. Es el partido que todos queremos ganar. Después te puede tocar perderlo e igual seguís en el camino del torneo, pero está claro que lo quiero ganar, no me gustaría perderlo nunca.

¿Te gustaría atajar con la Banda contra Boca?

-(Risas). Me gustaría en ese partido y en cualquiera, aunque contra Boca el equipo no va a usar la alternativa. Estéticamente queda bien y me quiero habituar a sentir la Banda en el pecho. Ya sea contra Boca o con cualquier otro rival.

¿En Italia o España viviste algo parecido a un River-Boca?

-No, no hay nada igual. He visto la previa de Inter-Milan y me toco jugar Lazio-Roma. Ahí hay algo similar a un River-Boca, porque apenas llegué a Lazio me dijeron: “Hay que ganarle a la Roma, eh”. Pero no existe comparación con un superclásico, por los cantos de la gente, por la preparación, por las banderas... Es inigualable...

¿Ya recibiste algún guiño de Batista para tu vuelta a la Selección?

-No, no. Yo al Checho lo saludé una vez que me lo crucé, pero no tenemos relación de pararnos a hablar, nada de eso. Tampoco he tenido contactos con sus allegados ni indicios de que van a tenerme en cuenta.

¿Esperás el regreso?

-Confieso que estoy muy tranquilo, que él está trabajando para formar el mejor plantel para la Seleccion y nosotros como jugadores debemos provocarle dudas al momento de conformar cada lista. Para generar esas dudas uno tiene que mantener un nivel alto y yo al nivel lo tengo que mantener en River. Entonces mi cabeza está en River y si después mi rendimiento conlleva a otra situación, soy el primero en querer vestir la celeste y blanca. Tuve la suerte de vivirlo y es una situación extraordinaria.

Se supone que si te va bien en River te va a llegar la chance.

-River es una vidriera, como Boca, San Lorenzo, Independiente, Racing, Vélez... En esos equipos, si vos tenés un buen torneo, ayuda a que tu nombre se fomente en el ambiente, en el periodismo y que el entrenador decida observarte. Después, si el técnico considera que vos le podés dar algo al seleccionado te va a convocar.

Almeyda dijo que se dejaba la barba como Horacio Guarany, y Cappa que se sacaba el bigote. ¿Vos qué harías si River sale campeón?

-Uy, yo no soy de hacer promesas... Sí nos comprometimos como grupo en la pretemporada, cuando fuimos a visitar a la Virgen del Cerro, que si tenemos la posibilidad de salir campeones íbamos a volver a subir caminando ahí. Después, un sacrificio personal no sé, no encuentro algo. Te puedo decir que voy caminando hasta Luján. Lo haría, pero no lo veo como un sacrificio. Por ahora no lo pensé, pero ojalá me llegue ese momento porque significaría que cumplimos la meta. Todos creemos que se nos puede dar.

¿Por qué River puede ser campeón?

-A ver... Porque la gente nos está acompañando, ha demostrado en estos dos años en los que se sufrió mucho que vino a la cancha igual, nunca ha dejado de estar más allá de algunas manifestaciones entendibles. Ese apoyo hay que retribuirlo de alguna manera. Y después porque nosotros queremos ser campeones con River. Por habernos criado en el club y ver a compañeros llorar de sentimientos, si cumplimos un objetivo como el título nos vamos a sentir todos realizados. Le queremos dar una alegría a toda la institución. No sé si estamos para campeón, pero sí que vamos a pelear e intentar conseguir el título. Después si se nos da, bienvenido. Pero también hay que entender que uno solo sale campeón. Lo intentaremos y esperemos que la suerte juegue a favor nuestro.

No estás seguro de que van a ser campeones, ¿pero sí de que se van a mantener en Primera?

-Eso va a depender de que sigamos ganando y de que sigamos mostrando una regularidad. Y para lograrlo hay que mirar arriba, pensar siempre en grande y no en cómo estamos ubicados atrás sino adelante: porque si mirás para arriba te vas a olvidar rápido de lo de abajo. Yo no tengo dudas de que River se va a olvidar rápidamente del promedio.

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