lunes, 11 de julio de 2011

El Nuevo River...

Como todo Núñez, Almeyda inicia una etapa inédita. Hoy tendrá al Chori, Cavenaghi y Alayes. Y el DT espera más.
Ya no se habla del promedio. Se apagaron los banderazos y aseguran que el Tano Pasman se encuentra bien, estable. El club se levanta de sus ruinas. Grondona anda en la suya. Alonso no aparece. JJ, tampoco. Passarella convence a los ex de volver. Por fin. Se va a Roma, sonríe, parla italiano y trae en la valija millones de euros que no coinciden con la coyuntura. River se mueve en el mercado con una voracidad ajena a la mostrada anteriormente por la actual gestión. ¿Se acabó la joda, entonces? Más jodido no se puede estar. El gigante tocó fondo y debe aprender a convivir con esa vergüenza llamada descenso. Pero aún respira. Si no, no se explica cómo un equipo que jugará la próxima temporada en la B Nacional viene reforzándose mejor que cualquiera de la A.
En Núñez, hoy nace una nueva era. La era Almeyda. El día uno de trabajo después del indeleble 26-J. De aquella angustia por lo desconocido a lo, lisa y llanamente, desconocido. De un jugador veterano a un técnico joven. El Pelado tendrá que hacerse desde abajo, recibirse de entrenador entre el barro de las canchas del Ascenso. Pero, claro, con un plantel acostumbrado a otro acento.
Pocas horas antes de irse de vacaciones a Miami y mientras todavía se desgarraba la pilcha de jugador, el hombre de Azul dio pocas pistas sobre el perfil que quiere para su equipo, "un 4-4-2 con mucho pressing, que tenga garra pero sin olvidarse de jugar". El croquis fue tomando forma con los nombres propios. Y la estructura se sostiene desde la experiencia, con medio equipo que ya sabe lo que es jugar en la B (Vega, Maidana, Ferrero, Alayes, Domínguez y ¿Aguirre?). El Flaco le agrega altura y oficio a una defensa que luce rocosa, sobre todo si Ferrero aparece en la práctica de hoy y Ferrari finalmente no continúa, algo muy probable por cómo viene la renegociación de su contrato. Y en el arco los años le darían una luz de ventaja al Indio sobre Chichizola. Arriba hay para divertirse: el Chori y Cavenaghi, además del corazón que los hizo volver, le aportan jerarquía, desequilibrio y gol a un ataque que aún aguarda la decisión de Pavone, del gusto de Almeyda y a quien ya le hicieron una oferta que tendrá su respuesta entre mañana y pasado.
River, está claro, se prepara para matar en las dos áreas y acaso tanta bravura en los extremos evidencia algunos huecos en el medio. El Pelado ya anda por su nueva vida y, en ella, tal vez no le resulte sencillo encontrar a su otro yo.

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